viernes, 11 de septiembre de 2009

El pianista de jazz/ 2

¿Podrías tocar "In a sentimental mood"? levantó la vista y la vió, con su
vaso de negroni en la mano, bebiéndolo a pequeños sorbos como si temie-
ra que se le acabase. Terminó "On Green Dolphin Street" y tocó lo que ella
le había pedido. A cada nota, las lágrimas caían por aquel rostro que nada
decía. Él la miraba de reojo, sin atreverse a preguntar por que lloraba.

Al terminar la canción, ella le sonrió, le dio las gracias y volvió a la barra,
allí la veía sentada durante horas, hasta que el efecto de los negroni
hacía que apoyara su cabeza y se quedara dormida.

¡Despierte! es hora de cerrar, le gritó el dueño del bar mientras le sacudía
por el hombro. Ella le miró e intentó levantarse, tarea bastante difícil
porque el alcohol aún permanecía en su cabeza y en sus piernas, pero
cogía su bolso, levantaba la cara y dando tumbos se dirigía a la salida.

Allí, por fuera del bar, casi en la calle, seguía cuando el pianista la vio.
¿Espera por alguién? ¿le busco un taxi?, no, no, voy caminando a casa,
me gusta pasear. El se despidió y siguió andando, de vez en cuanto giraba
la cabeza y veía que ella estaba en el mismo sitio, por lo que volvió sobre
sus pasos, ¿sabe como llegar a su casa? ¿quiere que le acompañe?.

Y así dio comienzo un favor que se convirtió en costumbre, cada noche
igual, caminar en silencio, nada que hablar, nada que preguntar. Dos per-
sonas que hacían un mismo recorrido sin querer saber que sería de sus
vidas, sin pensar en el mañana.

Atravesaban el puente, donde ella siempre se paraba unos minutos a con-
templar el río. Me llamo Helena, le dijo una noche mientras apoyaba los
brazos en la baranda y miraba aquella agua tan oscura, me gustan los ríos,
me llevan a mi niñez, me dan paz.

La dejaba en la casa, esperaba pacientemente que entrara, buenas no-
ches......, buenas noches....

Su vida se había convertido en un ritual, tocar, dedicarle su canción,
ayudarle a salir del bar, parar en el puente, acompañarla a casa, cada día
igual, sin atreverse a preguntarle nada porque sabía que ella nada le diría.

Pero una noche no llegó, él tocaba sin dejar de mirar hacia .......................

(Continuará mañana...)

M.A.

2 comentarios:

  1. hola

    ¿hacia la puerta? para ver si entraba
    estoy en vilo
    lo estoy siguiendo
    espero que le vaya bonito en algo
    un que siempre la vida hace zas, que te zas

    un saludo

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  2. "Hacia...". Tendrás que esperar hasta mañana.
    Gracias por seguir el cuento y por tu comentario.

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