viernes, 4 de septiembre de 2009

Vida de ilegalidad/ y 2

No quería hacer comparaciones con su pareja, pero era algo inevitable.
Había olvidado cuando fué la última vez que su marido le dijo lo guapa
que era y en cambio él se lo decía a menudo. Cuidaba todos los de-
talles que sabía a ella le gustaban. Felicitaciones por el dia de los ena-
morados, por su cumpleaños, su santo, aniversario de su primer en-
cuentro amoroso. Todas esas cosas que su marido ya nunca recorda-
ba y que ella aburrida había dejado de recriminarle.

Se quedó pensando en lo rápido que pasaba el tiempo, tres años ya.
Tres años de felicidad ilegal, pero felicidad, años de mirar siempre a
todos lados, de procurar ir donde nadie los conociera, de revisar que
no quedara mensajes en el movil, de excusas para salir, de mentiras
para justificar los regalos que él le hacía.

Se sentía culpable, pero le quería. Él era lo que siempre había soñado,
un hombre atento, cariñoso, pendiente de ella, de hacerla feliz. Nunca
hablaban de sus parejas, ni tocaban el tema de la separación, eso fué
algo que quedó claro desde el principio, lo de ellos era diferente.

Y hoy es su tercer aniversario. Se puso el vestido que había comprado
para esa ocasión, se miró nuevamente al espejo y le gustó lo que vio.
Llegó primero que él al punto donde se encontraban siempre, su lugar
secreto como les gustaba decir, esperó unos minutos y allí estaba, son-
riéndole y saludándola con discreción.

¿Donde te apetece ir? le preguntó. No sé, demos un paseo por la playa
y hablemos. Y hablaron, sobre todo él, le contó del trabajo, de lo mal
que iba la hija en sus estudios, de las obras del vecino, de que necesi-
taba cambiar las ruedas del coche, de los fichajes de futbol, de tantas
cosas.

Pero... ¿por que no me felicita? hoy es mi cumpleaños y nuestro ani-
versario. Le había comprado un detalle para recordar este día pero
no se atrevía a darselo. ¿Y si no se acuerda?, así que dejó que él
siguiera hablando y contándole todas aquellas cosas que hacía rato
ella habia dejado de escuchar.

Llegaron de nuevo al punto de encuentro, al momento de despedir-
se hasta el día siguiente. Nos vemos mañana, dijo él. Claro que sí,
como siempre, contestó ella. Miraron hacia todas partes y al com-
probar que no había nadie se dieron un beso rápido, apenas rozar
lo labios.

Hasta mañana entonces, sí, hasta mañana. Ella se quedó miran-
do como se alejaba, apretó su bolso contra su cuerpo aplastan-
do el detalle que le había comprado y que no le había dado. Vio
como su ilusión, su hombre ideal se iba y en ese momento se dio
cuenta que era para siempre.

Se le rayaron los ojos, su hombre soñado se había convertido en
un marido y ya tenía uno. Se secó las lágrimas, respiró hondo y
pensó que ahora tenía otra fecha que recordar, la del día en que
terminó "su vida de ilegalidad....."

M.A.

4 comentarios:

  1. Hola amiga.. miles de gracias por tus bellos comentarios en casa.

    Estoy poniéndome al día en la casa y en el trabajo, y poco a poco iré integrándome en comentarios y entradas..

    Un besote grandote y feliz fin de semana

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  2. Muy buena historia pero me habria gustado un
    final mas feliz.

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  3. Gracias Balo, feliz fin de semana, un beso.

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  4. Gracias Anónimo. Dicen que las mujeres no dejan de querer sino que se desilusionan... ¿tú que crees?.

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